La industria en general requiere agua de
purificada de alta calidad en los equipos como energía de vapor, o dentro de
los procesos de manufactura.
El principal problema esta en los contaminantes inorgánicos que se incrustan en
su costosa maquinaria, o que alteran el proceso productivo donde se utilizan.
La industria de los semiconductores, maquinaria de corte por agua, torres de
enfriamiento, agua para alimentar calderas, la industria alimentaria,
elaboración de cosméticos, procesos químicos, procesos de fotografía, procesos
de impresión, etc., requieren de agua libre de sales y minerales.
A
principios del siglo XIX, el volumen de agua empleado por la industria era
limitado, aunque no por ello poco importante. El agua se usaba como fuerza
hidráulica para mover máquinas en minas y molinos de grano, al igual que en
industrias textileras, siderúrgicas, papeleras y azucareras. También se usaba
como insumo en la industria cervecera. A mediados del siglo XIX, el empleo de
nuevos materiales para la construcción —como el cemento Portland, el hierro
forjado y el acero— sirvieron para construir presas de mayores dimensiones, en
especial más elevadas. El agua intervino de esta manera doblemente en la
industria: como fuente de energía hidráulica, pero también por medio de las
máquinas de vapor, las cuales si bien se usaban de forma común desde finales del
siglo XVIII en otros países, su empleo generalizado ocurrió en México hasta
principios del siglo XX. Época en la cual se usó tanto para la molienda de
granos como para la industria azucarera.
Por otra parte, conforme la demanda de agua
por la industria aumentó (en 36% del uso total entre 1976 y 2000), la
generación de aguas residuales por la misma también lo hizo. Así, el volumen de
agua contaminada por la industria se triplicó entre 1993 y 1985, hasta
alcanzar, de acuerdo con los registros oficiales, un valor constante de casi de
170 m3/s hasta finales del siglo XX. En términos de magnitud, la carga orgánica
contaminante generada por la industria en 1984 era similar a la generada por
los municipios, pero para 2004 creció hasta ser tres veces mayor a la
municipal. Entre las industrias que más contaminaban el agua a fines del siglo
XX se encontraban la petroquímica, la azucarera, la química, la de celulosa y
papel y la del hierro y acero. Del agua residual generada, la industria sólo
trataba un 10%. Y, a pesar de lo limitado de los recursos hídricos del país, la
productividad hídrica industrial (IVA industrial generado por unidad de metro
cúbico de agua empleado por el sector) era —y sigue siendo— muy baja, por
debajo de todos los países de Latinoamérica con excepción de Brasil, así como
de países como Botsuana, Túnez y Namibia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario